miércoles, 22 de agosto de 2007

¿Quién diablos es Melissa?


Misterio de misterios sin resolver, acaso un "expediente secreto x". Todo mundo habla de ella sin conocerla, como la muerte misma. Quizás mis frases de entrada son lugares comunes y resultaron muy trilladas, pero ella no era común, sino todo un enigma. Alguna vez me hizo saber, con un dejo de tristeza en su rostro, que su padre militar participó en la guerra sucia del Chile de Pinochet y dejó entrever que participó en las torturas a los disidentes izquierdistas del MIR y del PS; todo porque su exposición en la universidad coincidía con el tema de los desaparecidos políticos y nuestra guerra sucia, sostenida y financiada tras las bambalinas del poder echeverrista de los setentas en México. Entre los exiliados suramericanos (argentinos, uruguayos y chilenos) de aquella década se coló un torturador y lamentablemente ese fue el padre de Melissa. Ni modo, nadie escoge a sus padres. Lástima de su belleza y guapura.

Dicen que no tuvo novio en la universidad, tal vez por el miedo de que su padre lo descubriera. Muchos andaban mordiendo el polvo por ella. Unos cuantos recibieron una sonrisa como negativa, era a lo más que podían aspirar; otros, la mayoría, simplemente recibieron indiferencia y desprecio. Sólo un muchacho parecía recibir sus encantos: Israel. Un tipo listo, lentes redondos a la John Lennon, alto con dotes de intelectual y fascinado por la poesía tanto como ella. Alguna ocasión (y fue la última que se les vio juntos) le comentó con mucho atrevimiento, al pie de una jardinera, que ya Pablo Neruda le había hecho un poema de 1923, La estudiante. He aquí el primer y el último párrafos:

"Oh tú, más dulce, más interminable
que la dulzura, carnal enamorada
entre las sombras: de otros días
surges llenando de pesado polen
tu copa, en la delicia.

(...)

Mordí mujer, me hundí desvaneciéndome
desde mi fuerza, atesoré racimos
y salí a caminar de beso en beso,
atado a las caricias, amarrado
a esta gruta de fría cabellera,
a estas piernas por labios recorridos:
hambriento entre los labios de la tierra,
devorando con labios devorados
".

Se les veía varias veces en la escuela y algunas otras Israel acompañando a Melissa a su casa en Clavería, donde jamás puso un pie dentro. Lo más que recibía era un beso en la mejilla, tanto de saludo como de despedida, igual como se saluda a un familiar. Su frialdad derretía cualquier témpano. No dejó rastro alguno, pero sí una marca muy profunda en el alma y el corazón de Israel, quien quería conquistarla por medio de poemas de Neruda a una Melissa, medio chilena y medio mexicana, sobre todo con uno en especial que aprendió de memoria escribiendo y reescribiendo garabateándolo entre los apuntes de las clases de periodismo que les dí:

"¿Quién no te vio, amorosa, dulce mía,
en la lucha, a mi lado, como una
aparición, con todas las señales
de la estrella? ¿Quién, si anduvo
entre las multitudes a buscarme,
porque soy grano del granero humano,
no te encontró, apretada a mis raíces,
elevada en el canto de mi sangre
".

(Fragmento de El amor, 1936.)

Los ecos de su mítica presencia todavía rebotan en las paredes del campus universitario; su sombra deambula por los pasillos y su leyenda empieza a cobrar fuerza entre los que se reúnen a cuchichear y rumiar chismes en la esquina maldita del patio principal, donde los estudiantes de la carrera de Ciencias de la Comunicación se preguntan: "¿Es Melissa un mito genial?"

Georges Erawi (Mr. Blue)

2 comentarios:

mauricio mejia dijo...

¡Vaya! Qué sorpresa más grata. Te tenemos de vuelta y eso es más noticia que Dean.

Bienvenido, ya esperabamos esa historia que una cantina contabas, la de Melissa.

Aquí está el espacio que ya necesitabas.

ventanavioleta.com dijo...

saludos del maule , que da error