
Yo admiro profundamente a The Beatles por transformar el mundo con un mensaje sencillo: el amor. Yo admiro profundamente a las pornstars por su desinhibición absoluta. Yo admiro profundamente a los Grandes Maestros de ajedrez, que entran doce horas diarias y pueden jugar una partida por más de 7 horas.

Yo admiro profundamente a Raphael, por tener tanta fe en sí mismo y su trabajo. Yo admiro profundamente a los maestros que conforman este blog, porque siguen dando muy buenas clases, a pesar de sus pésimos alumnos (o quizá gracias a ellos). Yo admiro profundamente a las chicas que están bien buenas, y son bien brutas, porque no han alcanzado, ni es necesario que lo hagan, reflexiones filosóficas trascendentes. Yo admiro profundamente a Cantinflas porque supo encarnar la imagen del pelado (arquetipo del mexicano, según Roger Bartra) como ninguno.

Yo admiro profundamente a los editores que no saben nada de periodismo, literatura o lenguaje, pero ganan un billete por hacerles la vida de cuadritos a sus colaboradores y pueden pasar más de una tarde discutiendo si una coma aquí o allá cambian la morfología semántica de la oración, haciéndola menos eficaz. Yo admiro profundamente a la gente que no se preocupa nunca por nada. Absolutamente por nada, ni siquiera su propia muerte les inquieta. Yo admiro profundamente a el que inventó los tacos al pastor. Yo admiro profundamente a los músicos que con cualquier sonido hacen una rola. Yo admiro profundamente a Paul McCartney por no dormirse en sus laureles y seguir activo, cuarenta años después de los Beatles. Yo admiro profundamente a los escritores que profundizan en el alma del ser humano.
Yo admiro profundamente a los escritores de best-sellers que pueden escribir hasta cuatro libros más grandes que la Biblia, sólo para exponer los temas más infames, pero eso sí, más divertidos. Yo admiro profundamente a las personas que pueden leer "Eso" de Stephen King de una sola sentada, mientras platican por teléfono con su ex. Yo admiro profundamente a los que escriben y escriben sólo para ellos; y que están plenamente convencidos que la literatura que generan es sólo un hobby. Yo admiro profundamente a toda persona que se convence que tiene algún talento para el arte, se dedica a ello, gana millones y es muy feliz. Yo admiro profundamente a casi todos los mexicanos, porque a pesar de tanta chingadera vivida, o quizá por eso, seguimos siendo una raza principalmente alegre y dicharachera. Yo admiro profundamente a Carlos Fuentes por su visión del tiempo mexicano y su trascendencia en la Historia de la Humanidad. Yo admiro profundamente a los editores de revistas para caballeros, porque se la pasan tomándoles fotos a mujeres de muy buen ver con poca, o de plano nada de ropa, ¡y encima les pagan! Yo admiro profundamente a los bomberos, taxistas nocturnos y personal de la Compañía de Luz y Fuerza, porque se la juegan literalmente día a día, para que este país funcione. Yo admiro profundamente a todos aquellos que dicen: "me conseguiré un buen empleo, una mujer guapa, un buen paquete de viaje, y una casa en una buena colonia", y van y lo obtienen. Yo admiro profundamente a las mujeres fatales que no conocen un "NO" por respuesta. Yo admiro profundamente a lo que escriben en un chorro de blogs, y en todos lo hacen con cierta fortuna. Finalmente, admiro a todo aquel que haya tenido la ociosidad de leer este texto.
4 comentarios:
Mi querido Salvatore, celebro el que admires tanto y tantas cosas. Por años he tratado de dar una idea a mis alumnos de lo que es y debe ser la capacidad de asombro. El maravillarse de lo que por esencia no debería ser, que podría ser mejor, en fin, y que sin embargo es, y al parecer, necesariamente seguirá siendo. Quizá habría que agregar a los que se "chutan" un infame partido de cer a cero y vuelven a la siguiente semana, a los que van a chupar a su antro favorito, les bajan su quincena, los meseros se los madrean y vuelven al siguiente sábado, a los estudiantes de comunicación que dicen sin ningún empacho: es que no me gusta leer, y así puede irse engrosando esta lista que sólo confirma que la vida es una infinta caja de sorpresas.
¡Muchas gracias mi estimado Carlos por tu amable comentario! En efecto, me parece que la lista se puede ir engrosando cada vez más.
Yo admiro sobre todo, a los que como tú, a pesar de todo aman el mundo del conocimiento y tratan de compartilo con sus alumnos, amigos y familiares. Porque como diría Juan José Arreola, todo adulto es un maestro, aún incluso a pesar de sí mismo.
Hola que tal, buena observación de lo admirable y bastante realista tu escrito, y es que cada persona, quién sea, debe de ser admirada por alguien, a fuerza.
Quizás yo agregaría a una persona en especial que se la juega buena parte de nuestras vidas -y de su vida- para que no nos falte nada, para que vivamos bien y tranquilamente, sin importar nada ni nadie, tú debes saberlo, y por la que seguramente hoy estoy escribiendo aquí: las madres.
Saludos,
Hola, me gusto mucho leer los pensamientos que Salvatore pudo plasmar en palabras.
Personalmente a las personas que mas admiro, son aquellas personas que pueden estar en un trabajo que odian a cambio de una paga miserable, únicamente para sacar a su familia adelante. Admiro a las personas de acciones y no de palabras. Admiro a los que persiguen sus sueños sin importar nada mas.
Sigan escribiendo así, es grato encontrar estos pensamientos que te hacen reflexionar.
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