
Por mucho tiempo la he perseguido, por algún tiempo sentí que era un sueño, que vivía en un paraíso onírico de esos que son como algodón de azúcar, con un tiempo en donde el reloj no avanza, las nubes están como pintadas en óleo, la luz es inamovible y el viento serpentea ante nuestros ojos
A veces la he imaginado, y en esos instantes me parece que tiene polvo de luna, que como todos sabemos, el polvo de luna es algo dulce, algo tierno, por muy enérgico que seas terminas encantado y agradecido. Es aquí cuando quieres de acercarte más, pero como toda dama, es coqueta, oculta lo más interesante de ella, se aleja y te sonríe, te dice: más, tienes que esforzarte un poco más.
Claro, es más fácil intuirla en las noches, tal vez acariciando mi sombra, quizás rociando polen de estrella en mi camino. A veces me ha parecido adivinar que se esconde en las estrellas, en esas pequeñas espuela de luz que marcan el cielo. No hay tiempo, no hay límite, y sin embargo está frente a mí. Trato de seducirla, de seducirla, de mostrarle lo que vive en mi frente, en mi corazón, en el pecho ardiente, tratando de describirla, es más lo que la imagino que lo cierto que sé de ella.
Recuerdo que de joven la encontraba más seguido, se topaba en un balcón, en el cabello negro de una mujer, en los sueños de amor que anidaban mis ojos, en el tallo de una flor, en el verso que no conoció la luz del día siguiente, en el aliento cálido de ese primer beso y que supuse así era el secreto anhelado.
Sí, por años he perseguido ideas, esa dama caprichosa que se empeña en jugar conmigo, que cada vez se aleja más, y que me conforta diciendo: cada vez estás más cerca. Debe ser una idea de amor, una idea de pasión, una idea de esas que de tanto que duran en la mente se hacen tan reales como la un rayo de luz o una gota de lluvia dentro de una flor.
Esas ideas me recorren continuamente el pecho, la frente, juegan en mis oídos, me susurran con delicadeza: busca más, cada vez me conoces más. Es un juego, pero es un juego divertido, ameno, no hay medidas, no hay peso, todo es levedad, todo es emoción, las palabras resultan huecas, más muertas que de costumbre, la idea me reinventa, me incita, me anima a cada día, cuando alguien se obstina en decir: las ideas no son buenas si no son productivas.
Seguiré a la caza de esa idea, la que por años se ha dejado galantear, que a veces parece que está en mis brazos, y que por momentos se oculta en lo más cálido de un sexo femenino dispuesto a compartir la idea de amor que cree conocer.
A veces la he imaginado, y en esos instantes me parece que tiene polvo de luna, que como todos sabemos, el polvo de luna es algo dulce, algo tierno, por muy enérgico que seas terminas encantado y agradecido. Es aquí cuando quieres de acercarte más, pero como toda dama, es coqueta, oculta lo más interesante de ella, se aleja y te sonríe, te dice: más, tienes que esforzarte un poco más.
Claro, es más fácil intuirla en las noches, tal vez acariciando mi sombra, quizás rociando polen de estrella en mi camino. A veces me ha parecido adivinar que se esconde en las estrellas, en esas pequeñas espuela de luz que marcan el cielo. No hay tiempo, no hay límite, y sin embargo está frente a mí. Trato de seducirla, de seducirla, de mostrarle lo que vive en mi frente, en mi corazón, en el pecho ardiente, tratando de describirla, es más lo que la imagino que lo cierto que sé de ella.
Recuerdo que de joven la encontraba más seguido, se topaba en un balcón, en el cabello negro de una mujer, en los sueños de amor que anidaban mis ojos, en el tallo de una flor, en el verso que no conoció la luz del día siguiente, en el aliento cálido de ese primer beso y que supuse así era el secreto anhelado.
Sí, por años he perseguido ideas, esa dama caprichosa que se empeña en jugar conmigo, que cada vez se aleja más, y que me conforta diciendo: cada vez estás más cerca. Debe ser una idea de amor, una idea de pasión, una idea de esas que de tanto que duran en la mente se hacen tan reales como la un rayo de luz o una gota de lluvia dentro de una flor.
Esas ideas me recorren continuamente el pecho, la frente, juegan en mis oídos, me susurran con delicadeza: busca más, cada vez me conoces más. Es un juego, pero es un juego divertido, ameno, no hay medidas, no hay peso, todo es levedad, todo es emoción, las palabras resultan huecas, más muertas que de costumbre, la idea me reinventa, me incita, me anima a cada día, cuando alguien se obstina en decir: las ideas no son buenas si no son productivas.
Seguiré a la caza de esa idea, la que por años se ha dejado galantear, que a veces parece que está en mis brazos, y que por momentos se oculta en lo más cálido de un sexo femenino dispuesto a compartir la idea de amor que cree conocer.
Sietesoles
4 comentarios:
Silencio... que Praget está pariendo una idea.
Qué bueno es leerle en otro tono y en otros terrenos. No me equivocaba cuando creía que en usted se escondía un poeta, un poeta educado y con inquietudes filosóficas tan importantes como la que describe el "yo sólo sé que no sé nada" que desde mi punto de vista sintetiza su episodio.
Saludos
(como dicen el el argot poético, la poesía es el sentimiento que le sobra al corazón y te sale por la mano), pero me reservo a criticar si es buena o mala (seria como un volado), pero si te puedo expresar mis dudas, ¿lo que escribes lo sientes?, es decir, es obvio que la raíz de lo que escribiste no es una simple búsqueda, va mas allá y me desespera todavía no poder descifrar bien el código, los literatos se aprovechan del lector escribiendo SU realidad, SUS símbolos, si, que todos entendemos pero cada cabeza es un mundo y no los vemos igual. Bueno, mi interpretación seria: al principio no buscas en realidad una mujer, de hecho nunca la buscas, solo que en tu búsqueda (dentro de ti) te inquieta si es que puede ser una mujer y de ahí que la incluyas y que aparentemente la buscas, porque no la encuentras. Bueno ya me confundí, felicidades por tu blog, pura cultura, de lo que ahora gozas, otros añoran, pero me alegra saber que tu también cuando eras joven lo añorabas y no has dejado de hacerlo, jaja, suerte y saludos.
Ya era hora que desnudaras el alma y te atrevieras a enseñar un poco del poeta que escondes. Esperaremos más de tus colaboraciones tan intensas como tus ideas. Por cierto, le doy la razón a fidi23, pero como no te conoce, me imagino, personalmente, no te sabe tus correrìas con las féminas. No eres simbólico, aunque lo haces bien, eres más bien un intimista ilustrativo. ¡Bienvenido Mr. Brown a nuestro ocio literario! Solamenta falta que Mr. Yellow y Mr Pink se atrevan a firmar con sus sobrenombres de "Perros de reserva".
Mi queridos cuatro lectores, no puedo menos que sentirme honrado y comprometido a seguir buscando caminios, rutas, opciones, qué se yo, lo que sea para hacer frente al vulgar plástico que tapiza librerías y distrae los sentidos de todos los que "persiguen su sueño, weee".
Escribir antes que una teoría, que un símbolo, que un paradigma, me parece, debe decir algo de ti, no tanto de lo que eres, sino en lo que puedes inventarte, de lo que se puede buscar, algo así como el arquero de que desear darle un flechazo a la luna y resulta ser el que más lejos logra mandar sus flechas.
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